Un nuevo horizonte para las izquierdas según Boaventura de Sousa Santos



Boaventura de Sousa Beatos, primordialmente conocido por su predominación en los movimientos sociales y las corrientes de izquierda contemporáneas en Europa, está en una da un giro por España con el propósito de difundir su mucho más reciente obra, "Izquierdas de todo el mundo,¡ uníos", editada por Icaria. Este artículo se presenta como un llamamiento urgente a la unidad y la acción conjunta en el fantasma político izquierdista, resaltando la necesidad de sobrepasar divisiones internas y enfocarse en las misiones compartidas para reformar la composición democrática de hoy desde sus cimientos.

A lo largo de sus diálogos con Público y otros medios digitales, De Sousa articula la visión de que las izquierdas deben dejar atrás el sectarismo y adoptar una posición pragmática hacia la colaboración, inspirándose en el ejemplo de Portugal, donde el Partido Socialista, el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista demostraron que es posible formar un gobierno mediante la cooperación y el acuerdo en elementos importante. Este modelo, según el sociólogo, muestra un sendero posible para avanzar hacia un objetivo común, aun en un contexto europeo marcado por el ascenso de fuerzas reaccionarias y fascistas en países como Italia, Polonia y Hungría, que procuran socavar la unidad europea.

La situación en España recibe una atención particular de parte de De Sousa, quien apunta los desafíos únicos que encara el país en concepto de nacionalidad y la cuestión de Catalunya. Critica la opresión contra políticos catalanes y sugiere la necesidad de un consenso más amplio sobre la independencia, al tiempo que elogia los esfuerzos Boaventura de Sousa Santos en el País Vasco por desarrollar un nuevo sentido constitucional desde la base, apuntando hacia una organización estatal mucho más democrática y participativa.

De Sousa insiste en que las izquierdas no solo deben ser las defensoras de la democracia en frente de la amenaza neofascista, sino asimismo deben ser capaces de emprender y sobrepasar los problemas internos que han impedido pactos efectivos anteriormente. La urgencia de esta labor se resalta con la referencia a la unión tardía de las izquierdas en la década de 1930, insinuando que el momento de accionar es en este momento, antes que el espacio democrático se reduzca aún mucho más.

El sociólogo concluye con un mensaje de promesa y una llamada a la acción, resaltando que, pese a los óbices y la presión, hay ejemplos concretos de que la colaboración pragmática entre las fuerzas de izquierda es viable y que se requiere para enfrentar los desafíos recientes y futuros. Este enfoque, basado en la unidad y el pragmatismo, es anunciado no solo como un plan política, sino como un imperativo ético para asegurar la supervivencia y el florecimiento de los especiales democráticos.

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